Nuestro equipo ha comenzado a desarrollar un complejo rural cerca de Ereván, empezando por el diseño de un salón de banquetes para 300 invitados.
También diseñamos la arquitectura del edificio, basando nuestro concepto en una conexión profunda con el entorno natural. El tema de los jardines se convirtió en una idea clave, expresada a través de la estética de la arquitectura de granero. La geometría minimalista, las formas simples, pero expresivas y el uso de materiales locales naturales crearon un diálogo armonioso entre el edificio y el paisaje.

Antes de iniciar el proceso de diseño, llevamos a cabo una investigación exhaustiva sobre la historia del lugar y exploramos materiales de archivo, donde descubrimos antiguos ornamentos que reflejan la rica herencia cultural de Armenia. Nos inspiramos en la arquitectura e historia de Ereván, en particular en la icónica fuente “Cascade”, una estructura monumental de los años 70 que se ha convertido en símbolo de la ciudad. También estudiamos la arquitectura de los templos armenios, los ornamentos tradicionales en piedra y las piedras sagradas para integrar estos motivos en el proyecto.
Se prestó especial atención a la relación del edificio con su entorno. El complejo está ubicado entre huertos de manzanos y melocotoneros, con vistas pintorescas al monte Ararat. Por ello, planificamos cuidadosamente las ventanas panorámicas para generar una interacción fluida entre el interior y el exterior.
Un aspecto clave del diseño fue el uso de materiales locales. Los acabados incluyen metal, toba armenia y travertino—un material natural de textura rica y tono cálido que combina a la perfección con tejidos naturales.

La paleta de colores se compone de tonos beige claro y arena, que fomentan una atmósfera tranquila y acogedora. Esta selección complementa el paisaje circundante, reforzando la armonía entre arquitectura y naturaleza.