Hasta hace poco, gran parte de La Fábrica seguía siendo la residencia privada de la familia Bofill. Sin embargo, tras el fallecimiento del arquitecto en 2022, el estudio decidió abrir estos espacios y adaptarlos a nuevas funciones. Ahora los visitantes pueden ver no solo los espacios arquitectónicos emblemáticos, sino también lugares que antes eran el hogar del gran arquitecto.
«Recorrimos las antiguas habitaciones privadas de Bofill, donde trabajaba, reflexionaba y recibía a sus invitados. Todavía se siente su presencia en estos espacios. Aquí el diseño no solo está pensado, sino vivido», señala Natalia Tokmacheva.
«Mi espacio favorito, llamado Cubical—el cubo perfecto, que era parte residencial de la fábrica, tiene una salida propia a la terraza con vistas a la obra icónica de Bofill, Walden 7», añade Margo.
Ahora toda La Fábrica se utiliza como estudio del despacho Ricardo Bofill Taller de Arquitectura, y esta transición de lo privado a lo público ofrece una oportunidad única de acercarse al legado del arquitecto desde una nueva perspectiva. La sala de máquinas principal de la antigua fábrica de cemento se ha transformado en un gran taller llamado Temple. Y realmente, es un templo de la arquitectura.